La Tacita de Plata

                                                                 Tacita de Plata

 

Me dicen !Mincho!

Vivo en la ciudad de Guatemala, está tan bonita y bien cuidada que todos le decimos así 

Si tuviera una máquina del tiempo, te traería a ver como cambiaron las calles de piedra por calles de cemento ¡y estrenamos alumbrado eléctrico!

Subimos a ver la ciudad desde arriba, desde el puente del nuevo Palacio de Correos. Sobre la Calle Real ya terminaron el Palacio de Gobernación.

Y en la Plaza Central, están construyendo el Palacio Nacional, ¡Chulada de belleza! Los mejores artistas están trabajando para adornarlos por dentro.

Oímos programas de música de todo el mundo en la radio y ahora un joven escritor Miguel Angel Asturias, acaba de empezar el primer radio periódico “El Diario del Aire”. Hoy oí que están por terminar de ensamblar la torre del Reformador.

Se liberó a los indígenas de las deudas con las fincas, aunque se mantuvo la relación de sumisión. La dictadura ha impedido la libre expresión, hay temas que no dejan estudiar en la Universidad. Incluso, prohibieron el desfile de la Huelga de Dolores.

Dicen que nuestro café es el mejor del mundo, al hule le dicen “el oro del Petén” pero lo que más exportamos son bananos.

Desde que se creó la ley de Probidad, se impidió el enriquecimiento ilícito y la obra pública empezó a llegar a las comunidades lejanas, donde los habitantes eran obligados a colaborar “voluntariamente”. Así se hicieron puentes, escuelas, carreteras y caminos para todos.

Hoy voy a La Paquetería, a ver las primeras camisas polo que trajeron de Francia ¡una camisa tejida para hombres con un lagarto bordado! Así son las cosas modernas, como los Hot Dogs y las bebidas embotelladas, llenas de azúcar, que trajeron los americanos después de la Segunda Guerra Mundial.

Ayer fuimos al Teatro Lux a escuchar cantar la nueva canción de moda. ¡Se me quedó grabada y por todos lados anduve cantando “Lunaaaaa deeee xelajuuuuuu!

Cuando Salgo Caminando tempranito de la casa y va saliendo el sol, siempre pienso ¡qué chilero vivir aquí!

 

                                                   Autor:   Nuestras 200 Primaveras

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